viernes, 28 de noviembre de 2008

History 101

Me estoy desayunando en estos momentos el ABC entre cruasanes y “cambios en la dimensión del terrorismo” (hasta ahora, los políticos solo habían pisado su sangre, nunca sangre ajena... que no hubiesen derramado ellos). No es un periódico que me entusiasme, todo hay que decirlo; sin embargo, de su lectura siempre se pueden extraer temas interesantes. El primero, que han estrenado una obra que huele muy bien sobre aquel debate que tuvieron en Salamanca Millán Astray y Unamuno. La segunda, el estreno de “La Ola”, una película que recrea como puede surgir un régimen totalitario en un aula de instituto alemán.




Dicen los que saben que “estamos condenados a repetir la historia si no aprendemos de ella”. No hay mas que echar la vista a cualquier periódico para darnos cuenta de como esta afirmación se cumple a rajatabla. Nos hacemos cruces, juramos por nuestras madres que no caeremos otra vez en el error y zasca, genocidios y guerras a la vuelta de la esquina. Si se mantiene una constante es la del arrepentimiento, no la de volver sobre nuestros pasos a cagarla una vez mas. Ese continuo ir y venir se ve en la historia humana, pero hay un tipo de historia ajena a este planteamiento.

Si, señores, me refiero a la historia del deporte. Los que seguimos el baloncesto o llevamos años dedicándole un tiempo al asunto podemos hacer predicciones, analizar la evolución de ciertos equipos y plantear situaciones efectivas. Lo que señalaba en su momento Gonzalo Vázquez como “saber histórico”, sin embargo, no es esto: ese conocimiento se limita al repasar la carrera de un jugador clásico, la historia de un equipo concreto o una temporada que marcara historia. Mientras que el análisis de la historia humana nos deja lecciones, no vemos a ningún entrenador renunciar deliberadamente a tácticas superadas pero que alguna vez funcionaron o directores deportivos que no aprendan de errores anteriores en materia de fichajes.

El porque de este planteamiento se ve desde la propia perspectiva de este deporte y sus referentes: existen más libros que repasan las carreras de grandes jugadores que los que analizan los éxitos de un equipo. El baloncesto es un deporte de equipo, pero que en la mayoría de casos vive de individualidades mas allá de las pistas: he revuelto cielo y tierra buscando una camiseta de Doug Christie, autentico pilar de los Kings de Adelman, pero es imposible hacerse con nada que no sea Webber, Stojakovic o Bibby/Williams. Ese es el principal fallo del análisis histórico del basket: lo que pretende ser historia se convierte así en un “estudio de caso” que de poco sirve si queremos sacarle algo más a esos relatos que no sean temas que ya conocemos. No critico en este caso a quienes repasan la historia de este modo, faltaría mas: a mi me gusta hacerlo, pero sabiendo que hay algo que me dejo fuera.




Recordemos lo ocurrido este verano, en unos Juegos Olímpicos en los que se prohibió directamente la intervención política o reivindicaciones de cualquier tipo por parte de los deportistas. El propio Mike Krzyzewski dijo que “ninguno de sus deportistas tenía la responsabilidad de hacer política” en Pekín. Si nos vamos a 1968, la cosa cambia: puños en alto en los podios, Lew Alcindor y multitud de atletas afroamericanos boicoteando los Juegos y la hipocresía de Boston, que adoraba a su pívot y entrenador Bill Russell pero odiaba al concienciado Bill Russell. Que una situación esté superada no implica que se pueda seguir con ciertos actos a otro nivel: ahora los chicos cuyos padres eran marginados medio siglo atrás ganan millonadas, pero eso no tiene porque llevar a estos a encerrarse en Wisteria Lake como el resto de gente que gana millonadas por miedo a los problemas del mundo real.

Volviendo sobre lo que planteaba antes de las elecciones norteamericanas, las estrellas del deporte en los Estados Unidos influyen en su carácter de estrellas, igual que el resto. Del mismo modo, ya solo participan en iniciativas solidarias como pura estrategia de marketing. Poniendo una vez más la mirada en el horizonte, vuelvo sobre otro tema: es muy bonito recaudar dinero para las victimas de una guerra civil, pero pocos encuentros se organizan para juntar pasta con la que perseguir a los genocidas por la vía legal. Ciertos deportes han sufrido más que otros y, en vez de arrepentirse y luchar, vuelven a apostar por el “one-man team”. El deporte tiene que aprender de su historia, tiene que renunciar a sus complejos: dejemos de pensar que esto “es solamente un juego”. Hay mucho más. Siempre hay mucho más.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Matias, ¿te ha llegado la invitación perruna para el evento sarao 20blogs?
Yo dudo tannnnnto de ir....
SPJ

-F osca Dràstica dijo...

Hola, soy -F osca de foscadrastica.blogspot.com

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