Continuamos con la serie sobre anarcocapitalismo y baloncesto tomando como punto de salida los hechos que esta mañana nos ayudarán a entender mejor el sistema. Como creo que todos los aficionados saben lo que puede pasar esta mañana, nos vamos a ahorrar las conjeturas sobre los votos de unos y otros, sobre las posiciones determinadas desde hace meses o lo que puede pintar un grupo de gente sentada en una oficina en Santiago de Compostela. Todo esto se va a resolver concentrándonos en una figura, la de un propietario que podría representar (como Bertomeu) al anarcocapitalismo baloncestístico. Ahora, lo hace desde la parte capitalista, aprovechando el cierto carácter anárquico del sistema en estas cosas.
Gorka Arrinda y su familia son parte importante de la masa accionarial del iurbentia Bilbao Basket. Este verano me alegraba de haber visto una pelea de tiburones: se dieron bien, con comunicados y contestaciones (así se las gastan la mayoría de los agentes) y todo acabó con un veto, algo inaudito en esas esferas. Ahora, hay un ambiente en el que Gorka Arrinda es un tiburón, en el cual tiene que sentarse a enseñar los dientes y sacar la mejor tajada... y otro en el que mantiene intereses comunes con un banco de peces, con los que convive de vez en cuando y tiene que decidir en conjunto hacia que dirección se mueven. Hasta ahora no existía ningún problema entre ambas esferas (hubo un amago hace un par de años, os acordaréis de aquella huelga que se quedó en nada liderada por los nacionales del iurbentia y la mayoría de jugadores del Akasvayu, en su mayoría representados por Arrinda), pero a alguien le pareció bien echar un par de gotitas de sangre en medio del grupo de peces, y ahí la hemos cagado.
No existe ninguna regla en la ACB que impida a un representante formar parte del paquete accionarial de un equipo. Conocemos equipos afiliados a un agente, conocemos agentes que dominan competiciones a gusto, pero todavía no hemos vivido una situación como la que esta jornada tendrá por delante Arrinda. Por un lado, tiene los negocios de su equipo, interesado en abogar un solo descenso y mantener dentro de lo posible la Liga de 18 partidos; por otro, sus negocios particulares, en los que están involucrados los díscolos que apuestan por pasar lo mas pronto a los 16 participantes y que incluyen en sus filas a jugadores a los que Arrinda representa. En este momento nos planteamos dos dudas razonables, una mas “importante” que la otra: ¿Que rol debería que asumir Gorka Arrinda en esta asamblea?, ¿Cual asumirá al final?
Si seguimos las pautas que marcábamos al final de la entrega anterior, aquellas por las cuales Bertomeu se regía, podemos pensar que Arrinda y el iurbentia seguirán estando a mitad de camino, sin tomar una decisión... pero tomando una decisión que es la de apoyar a los equipos del G4. Su empresa de representación se beneficiaría de una competición cerrada, que serviría como escaparate a los mejores jugadores de Europa y que le daría beneficios muy altos en cuanto a derechos de imagen, gestión de activos y demás. Ahora, nos enfrentamos a un aspecto crucial: ¿cuantos jugadores de “Sport Gestión” están “entre los mejores de Europa”? Podríamos decir Carlos Cabezas (que este año me da que cambia de equipo), Fran Vázquez y Felipe Reyes, pero no mucho más. Arrinda se mueve en un mercado en el que todo el mundo tiene productos interesantes, en el que hay variedad de destinos por escoger y muchísimos equipos a los que tantear con un jugador. De apostar por un cierre de la Euroliga, no solo los equipos ACB que se quedan fuera del círculo le abandonarían a su suerte, sino equipos de otras Ligas. El boicot a Arrinda llegaría a niveles tan altos que solo le quedaría la Euroliga como campo de actuación... y ahí no tiene todas las de ganar. Visto desde la perspectiva anarcocapitalista, Arrinda mezcla consigo mismo y con su trabajo recursos “que no tienen dueño” (lo pongo entre comillas porque en teoría los jugadores son dueños de si mismos y, cuando pasan a estar a cargo de un agente, no son de su propiedad… aunque ya conocemos la realidad). El tema es cuando tantas cosas que dependen del individuo chocan entre si. Nadie está invadiendo o agrediendo el espacio de Arrinda: los propios espacios de Arrinda chocan entre si.
Gorka Arrinda y su familia son parte importante de la masa accionarial del iurbentia Bilbao Basket. Este verano me alegraba de haber visto una pelea de tiburones: se dieron bien, con comunicados y contestaciones (así se las gastan la mayoría de los agentes) y todo acabó con un veto, algo inaudito en esas esferas. Ahora, hay un ambiente en el que Gorka Arrinda es un tiburón, en el cual tiene que sentarse a enseñar los dientes y sacar la mejor tajada... y otro en el que mantiene intereses comunes con un banco de peces, con los que convive de vez en cuando y tiene que decidir en conjunto hacia que dirección se mueven. Hasta ahora no existía ningún problema entre ambas esferas (hubo un amago hace un par de años, os acordaréis de aquella huelga que se quedó en nada liderada por los nacionales del iurbentia y la mayoría de jugadores del Akasvayu, en su mayoría representados por Arrinda), pero a alguien le pareció bien echar un par de gotitas de sangre en medio del grupo de peces, y ahí la hemos cagado.
No existe ninguna regla en la ACB que impida a un representante formar parte del paquete accionarial de un equipo. Conocemos equipos afiliados a un agente, conocemos agentes que dominan competiciones a gusto, pero todavía no hemos vivido una situación como la que esta jornada tendrá por delante Arrinda. Por un lado, tiene los negocios de su equipo, interesado en abogar un solo descenso y mantener dentro de lo posible la Liga de 18 partidos; por otro, sus negocios particulares, en los que están involucrados los díscolos que apuestan por pasar lo mas pronto a los 16 participantes y que incluyen en sus filas a jugadores a los que Arrinda representa. En este momento nos planteamos dos dudas razonables, una mas “importante” que la otra: ¿Que rol debería que asumir Gorka Arrinda en esta asamblea?, ¿Cual asumirá al final?
Si seguimos las pautas que marcábamos al final de la entrega anterior, aquellas por las cuales Bertomeu se regía, podemos pensar que Arrinda y el iurbentia seguirán estando a mitad de camino, sin tomar una decisión... pero tomando una decisión que es la de apoyar a los equipos del G4. Su empresa de representación se beneficiaría de una competición cerrada, que serviría como escaparate a los mejores jugadores de Europa y que le daría beneficios muy altos en cuanto a derechos de imagen, gestión de activos y demás. Ahora, nos enfrentamos a un aspecto crucial: ¿cuantos jugadores de “Sport Gestión” están “entre los mejores de Europa”? Podríamos decir Carlos Cabezas (que este año me da que cambia de equipo), Fran Vázquez y Felipe Reyes, pero no mucho más. Arrinda se mueve en un mercado en el que todo el mundo tiene productos interesantes, en el que hay variedad de destinos por escoger y muchísimos equipos a los que tantear con un jugador. De apostar por un cierre de la Euroliga, no solo los equipos ACB que se quedan fuera del círculo le abandonarían a su suerte, sino equipos de otras Ligas. El boicot a Arrinda llegaría a niveles tan altos que solo le quedaría la Euroliga como campo de actuación... y ahí no tiene todas las de ganar. Visto desde la perspectiva anarcocapitalista, Arrinda mezcla consigo mismo y con su trabajo recursos “que no tienen dueño” (lo pongo entre comillas porque en teoría los jugadores son dueños de si mismos y, cuando pasan a estar a cargo de un agente, no son de su propiedad… aunque ya conocemos la realidad). El tema es cuando tantas cosas que dependen del individuo chocan entre si. Nadie está invadiendo o agrediendo el espacio de Arrinda: los propios espacios de Arrinda chocan entre si.
Al principio del artículo decíamos que Gorka Arrinda podía ser tanto o mas anarcocapitalista baloncestístico que el propio Bertomeu. Después de sopesar las opciones, nos encontramos justamente con lo contrario: si por algo tiene que apostar el agente es por el proteccionismo mas descarado, por salvaguardar su mercado a costa de cerrarse un camino. Nunca podrá ponerle puertas al campo, pero lo último que tiene que hacer es meterse en un coto cerrado sin la posibilidad de volver a salir.
1 comentario:
Y entonces abogas por una nueva legislación que impida compaginar ambas actividades? Crees que es ilícita esa compaginación?
Porque yo sinceramente pienso que a Arrinda, que puede tener mano para el mercado nacional, tampoco le dolería en prendas abrirse al europeo en busca de nuevos jugadores.
Saludos
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