martes, 7 de octubre de 2008

End of the Bench



Tanto ruido para esto: acabo de llegar a mi casa y aquí me tenéis, sentado delante del ordenador para contaros como ocupo desde hoy un puesto al final del banquillo del mercado laboral. Paseo mañanero hasta Madrid, recorrido hasta una oficina de lo más básica para que una empleada de una ETT te diga que no vales para un puesto y regreso mañanero a Villalba. Eso sí, me hicieron dejarles mi curriculum “por si sale algo acorde a tu formación”. Tócate los huevos, Marcelino: se que está la cosa chunga, pero que te digan que “no vales” para ser teleoperador es un asunto muy preocupante.

Cierto es que, más allá de los veranos sentados al borde de la piscina, mi experiencia laboral se reduce a distintas iniciativas en medios de comunicación. De ahí que me haya decidido, después de intentarlo una y otra (y otra, y otra…) vez en el sector, apuntar a profesiones de otro tipo de cualificación. El caso es que con ese curriculum no hay manera, ni una sola persona confía en gente que ha trabajado en un sector que requiere más paciencia que cualquiera. Ahí es donde entra la persona que le dio vida a esta idea tan loca.

Cesar Nanclares me dijo, en un restaurante argentino, que tenía un gran potencial, pero que tendía a tocarme mucho los huevos. No sé si necesito que un trabajo me llene para hacerlo bien, pero sé que tengo que estar cómodo: allí lo estuve hasta que me encontré con una particular encrucijada y lo acabé dejando. Ahora no sé si me arrepiento de aquello, pero estoy seguro de que soltar una buena oportunidad en el sector me ha mandado al fondo del banquillo.

Quienes han compartido equipo conmigo saben que, cuando no juego, soy insoportable: vale que sea malo de cojones en la pista, pero nadie me traga en la banqueta. Acoso a mesas y árbitros, doy la charla a compañeros y no dejo de dar instrucciones. En este particular banquillo, sin embargo, no puedo hacer más que sentarme y callar, esperando una oportunidad de salir a pista y no sufrir el famoso “efecto gaseosa”. Por ahora, he de limitarme a ver como los partidos, en su mayoría, se pierden: ahora mismo tengo en mis manos una “Esquire” y la “SLAM”. Adios, amigos: me encierro a cultivar mente y espíritu.

Banda Sonora: Dabrye feat. Jay Dee and Phat Kat, "Game Over" (Flying Lotus Remix)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aquí alguien que ha trabajado contigo. Y que ha jugado contigo. Y así como te digo que no te ganarás la vida como baloncestista (yo, evidentemente, tampoco), como periodista, en el sentido más amplio del término (leer, curiosear, escribir, buscar, entender, relacionar, analizar, aprender), eres uno de los tíos con más talento que conozco. Lucha, coño. Y no desperdicies todo lo que eres y lo que tienes intentando convencerme por teléfono de que me apunte al Plan Vitamina 24 horas de Vodafone.

Un abrazo grande,

Guillén

Anónimo dijo...

PD: Y deja de escuchar a Black Kids. Eso daña al cerebro.