Aldous Huxley 3 – Matías Castañón 0. Por fin pude contigo, a la tercera lo conseguí, pero no hay manera de marcarte. Ayer acabé tu gran obra, ese libro considerado como un clásico en la literatura del S. XX, y la verdad es que me abres mucho más los ojos. Bien es cierto que las dictaduras con las que conviviste pasaron a la historia hace ya tiempo, pero a día de hoy tenemos otras, tanto o mas dañinas que aquellas. Lo que pasa es que aquellas apuntaban a un mundo político, al dominio de un país o un vasto territorio. Que esto ocurra en el baloncesto es algo digno de estudio.
Estamos viendo como año tras año, cada verano, nuestro deporte va quedándose en una parodia, en un espectáculo que deja sumergido todo lo que implica la propia disciplina. Esas maravillosas giras por toda España (¿por toda? Vamos, que tiene sus paradas fijas dentro del Califato y en Madrid), el Showtime de la roja, la publicidad a saco... entierran definitivamente al deporte. El tour de la Ñ es una excusa para vender marca (y marcas), es el baloncesto para Deltas y Epsilones. Porque hasta ellos tienen derecho a pagar 20 euros por ir al basket con una camiseta de Raúl.
Estamos pagando un precio muy elevado por la felicidad de unos cuantos, de los que han sabido ver el filón y que, año tras año, consiguen más patrocinios para hacer realidad los procesos más ambiciosos. Porque no me voy a quejar de que se gasten 18 millones de euros de presupuesto, me quejo de que tengan ese presupuesto conseguido a base de vender publicidad en todas partes, de que la marca “EspaÑa” sea el objetivo de ¡Telecinco! (la tele que mas pasa del basket). Me quejo porque se que nadie acabará enviándome a Islandia: ya estoy en ella, hablando de una de las competiciones que peor trato recibe, y eso que es una categoría absoluta.
Pero por ahora “todo va bien”. Nuestro baloncesto goza de buena salud, como no se cansan de repetir todos los miembros del séquito y aquellos que abrazan la FE(B). Ahora, como algo falle este verano, las raciones de soma se agotarán: los mismos que hablan sin razón saldrán a esgrimirla para cargar contra unos y otros. Sáez nos libre de hacer leña del árbol caído, algo habitual en el periodismo cainita de este país. Ahora, si al final saltan los oportunistas, no me veréis entre ellos: hace ya mucho tiempo que ejercí mi derecho a ser desgraciado.
Estamos viendo como año tras año, cada verano, nuestro deporte va quedándose en una parodia, en un espectáculo que deja sumergido todo lo que implica la propia disciplina. Esas maravillosas giras por toda España (¿por toda? Vamos, que tiene sus paradas fijas dentro del Califato y en Madrid), el Showtime de la roja, la publicidad a saco... entierran definitivamente al deporte. El tour de la Ñ es una excusa para vender marca (y marcas), es el baloncesto para Deltas y Epsilones. Porque hasta ellos tienen derecho a pagar 20 euros por ir al basket con una camiseta de Raúl.
Estamos pagando un precio muy elevado por la felicidad de unos cuantos, de los que han sabido ver el filón y que, año tras año, consiguen más patrocinios para hacer realidad los procesos más ambiciosos. Porque no me voy a quejar de que se gasten 18 millones de euros de presupuesto, me quejo de que tengan ese presupuesto conseguido a base de vender publicidad en todas partes, de que la marca “EspaÑa” sea el objetivo de ¡Telecinco! (la tele que mas pasa del basket). Me quejo porque se que nadie acabará enviándome a Islandia: ya estoy en ella, hablando de una de las competiciones que peor trato recibe, y eso que es una categoría absoluta.
Pero por ahora “todo va bien”. Nuestro baloncesto goza de buena salud, como no se cansan de repetir todos los miembros del séquito y aquellos que abrazan la FE(B). Ahora, como algo falle este verano, las raciones de soma se agotarán: los mismos que hablan sin razón saldrán a esgrimirla para cargar contra unos y otros. Sáez nos libre de hacer leña del árbol caído, algo habitual en el periodismo cainita de este país. Ahora, si al final saltan los oportunistas, no me veréis entre ellos: hace ya mucho tiempo que ejercí mi derecho a ser desgraciado.
1 comentario:
Me encanta tu blog. Es súper profundo, consigue exactamente lo que se propone: ir mucho más allá de lo exterior, aunque no siempre podamos estar de acuerdo (qué genial es la capacidad para discrepar cuando cada desacuerdo no supone un enfrentamiento personal).
Aquí quería llegar: no veo demasiadas aristas negativas en el tour de los chicos de Aíto/Pepu... He podido ver dos partidos este verano (Cáceres y Badajoz) y la gente disfruta realmente, por mucho que sea oportunista que sólo se enganchen a nuestro deporte en ocasiones de "macro élite" como ésta. Pero al fin y al cabo eso pasa a todos los niveles. A la gente no le gusta el baloncesto: le gusta ganar. Este rollo folclórico es más un medio que un fin.
Ya sé que es fácil apelar a la humildad cuando hace bien poco la selección tenía que buscar sitios tipo Arganda del Rey para jugar sus partidos, pero resulta demasiado embriagador todo este brillo del equipo como para no intentar "evangelizar" al aficionado que no sabe decirte ni un jugador del Pamesa. Ya sabemos que cuando todo se venga abajo sólo quedaremos los que estábamos hace 20 años, pero ese derrotismo es un virus tan malo como pueda ser la autocomplacencia que denuncias.
Sigue así, se disfruta mucho leyendo tus análisis.
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