Ayer disfruté de la lectura de uno de los libros imprescindibles de este verano: “Históricos del Baloncesto Español”. Juan Francisco Escudero vuelve a traernos una de esas joyas que cuesta encontrar en el mercado en español. Si bien se me hizo corto*, ejercicios como este ayudan a comprender la base de nuestro deporte y, a partir de ahí, tomar consciencia de las situaciones que se viven hoy día o se vivirán mañana.
Hace un tiempo leía a Pedro Ferrándiz en un artículo en “As” hablando de que, si bien los 25 años de historia de la ACB nos han dado grandes alegrías, el protobaloncesto español fue la auténtica época dorada. Cierto es que, entre el aficionado medio, hay un desconocimiento casi absoluto de aquellos años, y que mucha de la gente que sabe tiene esos conocimientos sumergidos en lo mas profundo de su memoria. El hecho de no sacarlos a relucir más a menudo nos deja sin poder entrar a pensar en situaciones que se pueden comprender más allá de lo que ocurre hoy en día.
Yo no me canso de decirlo: vivir bajo “la dictadura de la actualidad” acaba por dejar en nada todas estas cuestiones. Mientras que encontramos en los medios muchas historias “de usar y tirar”, aquellas aventuras se quedan recluidas en ambientes “menores”. Un libro de Escudero, blogs y webs varios o artículos en programas como “Basketaldía”. Nada más. A nuestros mayores, que llevan años retirados y que se saben historias increíbles, no les tenemos en cuenta.
Ese Sanedrín, que es el que importa de verdad y no los de “expertos” que hablan sin conocer o guiados por fanatismos, está más marginado que nunca. Si os leéis el libro de Escudero, veréis como todos señalan que el periodista favorito de muchos es Carlos Jiménez: veterano en mil batallas y colegial hasta la médula, es una auténtica enciclopedia. Tuve la posibilidad de charlar con él una vez y siempre me arrepiento de no profundizar en aquella tertulia. Habrá más oportunidades, seguro...
No hay que caer en esa situación, en la que los veteranos están marginados, contando sus batallitas a los nietos. Hay grandes trabajos con los que volver al pasado, pero son pocos. Ahora debemos potenciar el presente (como se hizo en los ochenta), pero a la vez recordar nuestra historia. Poquitos quedan que, a día de hoy, cuenten como eran aquellos tiempos en los que “las canastas valían dos puntos”.
* Juan, hombre, no me puedes hacer un libro de 350 páginas, que me lo ventilo en un día...
Hace un tiempo leía a Pedro Ferrándiz en un artículo en “As” hablando de que, si bien los 25 años de historia de la ACB nos han dado grandes alegrías, el protobaloncesto español fue la auténtica época dorada. Cierto es que, entre el aficionado medio, hay un desconocimiento casi absoluto de aquellos años, y que mucha de la gente que sabe tiene esos conocimientos sumergidos en lo mas profundo de su memoria. El hecho de no sacarlos a relucir más a menudo nos deja sin poder entrar a pensar en situaciones que se pueden comprender más allá de lo que ocurre hoy en día.
Yo no me canso de decirlo: vivir bajo “la dictadura de la actualidad” acaba por dejar en nada todas estas cuestiones. Mientras que encontramos en los medios muchas historias “de usar y tirar”, aquellas aventuras se quedan recluidas en ambientes “menores”. Un libro de Escudero, blogs y webs varios o artículos en programas como “Basketaldía”. Nada más. A nuestros mayores, que llevan años retirados y que se saben historias increíbles, no les tenemos en cuenta.
Ese Sanedrín, que es el que importa de verdad y no los de “expertos” que hablan sin conocer o guiados por fanatismos, está más marginado que nunca. Si os leéis el libro de Escudero, veréis como todos señalan que el periodista favorito de muchos es Carlos Jiménez: veterano en mil batallas y colegial hasta la médula, es una auténtica enciclopedia. Tuve la posibilidad de charlar con él una vez y siempre me arrepiento de no profundizar en aquella tertulia. Habrá más oportunidades, seguro...
No hay que caer en esa situación, en la que los veteranos están marginados, contando sus batallitas a los nietos. Hay grandes trabajos con los que volver al pasado, pero son pocos. Ahora debemos potenciar el presente (como se hizo en los ochenta), pero a la vez recordar nuestra historia. Poquitos quedan que, a día de hoy, cuenten como eran aquellos tiempos en los que “las canastas valían dos puntos”.
* Juan, hombre, no me puedes hacer un libro de 350 páginas, que me lo ventilo en un día...
1 comentario:
Mattu, hombre, cómo me dices que te ha parecido corto?? Después de 8 meses de trabajo y muchos dolores de cabeza, esto parece de cachondeo. Jaja.
Bueno, fuera de bromas, gracias por tus comentarios, me animan a continuar, a pesar de la escasa respuesta de las condenadas cifras de venta.
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