martes, 26 de agosto de 2008

Anís

Creo que el anís no está presente en la vida de ningún lector de este blog. Desde hace años, la única referencia que tengo de esta bebida es la típica botella que se usa para cantar villancicos o la antigua fábrica que uno se encuentra cuando llega en tren a Badalona. El anís ya se asocia al típico abuelete que se lo toma en el clásico bar de pueblo, nada mas. Demos gracias al señor que esta bebida tan nacional ya no es moneda de cambio en el baloncesto.

Hay quienes que, tras el bochornoso arbitraje de ayer, han cargado chorros de tinta, ondas hertzianas y montañas de bits contra diversos estamentos del baloncesto. Aupando a nuestras autoridades o a una “Sociedad de Naciones” que plante cara a la NBA, resaltaban el hecho de que, con otros mandatarios al mando del basket, las cosas hubieran ido mejor. D. Víctor de la Serna apelaba a la figura de Raimundo Saporta, aludiendo a que “desde su salida todo ha ido a peor”. Demos gracias al señor que el anís ya no es moneda de cambio en el baloncesto.

Saporta y Samaranch, ínclitos directivos españoles del deporte mundial, colocaron a nuestros atletas y deportistas “en el lugar que se merecían”. Ese respeto (ese que le falta a muchos “periodistas de 0,60€”) que se pide ahora para nuestro deporte y que se recuperaría de la mano de Alejandro Blanco o Jose Luis Sáez, como pide Eduardo Inda desde “Marca”, al mando del COI y de la FIBA. Todavía no sabemos con que baremo se mide el respeto ahora que el anís no está de moda, pero dejadme deciros una cosa.

Ayer vimos como se faltó el respeto al baloncesto de la mano de Brazauskas, Estevez y Jurgebrand. Lo increíble es que en tantos foros de basket se criticara esa labor sabiendo que estaban al mando los dignos sucesores del Señor Lobo de “Pulp Fiction”, los que salen cuando hay problemas para solucionarlos con la mayor discreción. No era ninguna novedad lo que veíamos, pero quienes tenían que alzar la voz no lo han hecho (y a quienes lo intentaron, les mandaron a callar: véase la columna de Victor de la Serna en “El Mundo” del lunes posterior a la final para entenderlo), y seguramente no lo harán jamás.

El Califa cerró el pico, en un nuevo paso en su camino hacia la cima. Miraba de reojo al Emperador (al de verdad) y pensaba en lo lejos que iba a llegar de seguir sumando platas y el oro cuando los dejan. Que el día de mañana, una vez que deje todo “atado y bien atado”, pueda dar el paso y colocarse en la FIBA. Sabremos cuando será ese día en el momento en que el anís vuelva a estar de moda. Cuando en la llegada al aeropuerto, el típico “enlace” del club se plante con las botellas de rigor ante el trío arbitral. Y es que algunos tienen títulos y otros, etiquetas de Anís del Mono.

1 comentario:

Anónimo dijo...

nos ha vendido por un sillon más grande.