Quería tomarme estas vacaciones como un viaje en el que tocar todos los puntos de una sociedad que me interesa muchísimo. Porque los italianos son como nosotros al fin y al cabo, mediterráneos de pro que viven el día a día, aunque preocupándose un poco por el mañana. El caso es que apenas tuve tiempo para mirar otra cosa que no fuese cultura. Al que diga que “Venecia se ve en un día”, que venga y me lo diga a la cara.
Esa frase me sirve para hacer una analogía de lo que quiero contaros. Hay quienes que, como mis padres, han ido allí a pasar un par de días y a ver lo básico, comprar cristal en Murano y sacarse la foto en la góndola. Pasearse por esa Venecia básica no está mal, pero uno no conoce de verdad una ciudad hasta que la recorre de punta a punta. Italia es mas que los museos, las catedrales y el turismo 100% imagen y negocio, ese que los Johns y Marys de Arkansas se hacen a gritos (en todos lados existe turismo desagradable).
El baloncesto allí no deja de ser parecido a esto: hay una imagen que intenta mantenerse con lo de echar a dos equipos por temas de pasaportes (como le ha ocurrido a la Orlandina y al Napoli) o presentando la competición en un peazo crucero en el puerto de Venecia (será el 28, me lo pierdo), pero el “pallacanestro” no deja de ser un deporte marginado, a la sombra del gran señor fútbol. Lo único que se ve es Juventus, Milan e Inter por la calle...y por la tele, “el equipo del país” (que no de Turin, que allí todo el mundo es del Torino).
¿Es malo? Para nada: me gusta ver que en Italia el baloncesto es capaz de mantenerse por propio patrocinio y empuje de la afición. La ACB no sería capaz de sobrevivir con un esquema similar: la mayoría de equipos de la Lega juegan en ciudades de menos de 50.000 habitantes. Existen casos como el del Premiata de Montegranaro, que de tener un campo como el Palacio de los Deportes lo llenaría con toda su población.
Este modelo es el que hace especial al “pallacanestro”, lo que lo convierte en una competición interesante y le permite mantener su idiosincrasia. No todo es Montepaschi y góndolas en la Lega: nunca está de mas "pasearse por el Dorsoduro o el Cannaregio" para entender esto, ver como conjuntos como el Biella o el Caserta sobreviven en este mundillo con cuatro duros. Eso es Italia.
PD: Que nadie se pierda un atardecer en los jardines de Santa Elena, pegaditos al recinto de la Bienalle.
Esa frase me sirve para hacer una analogía de lo que quiero contaros. Hay quienes que, como mis padres, han ido allí a pasar un par de días y a ver lo básico, comprar cristal en Murano y sacarse la foto en la góndola. Pasearse por esa Venecia básica no está mal, pero uno no conoce de verdad una ciudad hasta que la recorre de punta a punta. Italia es mas que los museos, las catedrales y el turismo 100% imagen y negocio, ese que los Johns y Marys de Arkansas se hacen a gritos (en todos lados existe turismo desagradable).
El baloncesto allí no deja de ser parecido a esto: hay una imagen que intenta mantenerse con lo de echar a dos equipos por temas de pasaportes (como le ha ocurrido a la Orlandina y al Napoli) o presentando la competición en un peazo crucero en el puerto de Venecia (será el 28, me lo pierdo), pero el “pallacanestro” no deja de ser un deporte marginado, a la sombra del gran señor fútbol. Lo único que se ve es Juventus, Milan e Inter por la calle...y por la tele, “el equipo del país” (que no de Turin, que allí todo el mundo es del Torino).
¿Es malo? Para nada: me gusta ver que en Italia el baloncesto es capaz de mantenerse por propio patrocinio y empuje de la afición. La ACB no sería capaz de sobrevivir con un esquema similar: la mayoría de equipos de la Lega juegan en ciudades de menos de 50.000 habitantes. Existen casos como el del Premiata de Montegranaro, que de tener un campo como el Palacio de los Deportes lo llenaría con toda su población.
Este modelo es el que hace especial al “pallacanestro”, lo que lo convierte en una competición interesante y le permite mantener su idiosincrasia. No todo es Montepaschi y góndolas en la Lega: nunca está de mas "pasearse por el Dorsoduro o el Cannaregio" para entender esto, ver como conjuntos como el Biella o el Caserta sobreviven en este mundillo con cuatro duros. Eso es Italia.
PD: Que nadie se pierda un atardecer en los jardines de Santa Elena, pegaditos al recinto de la Bienalle.
Música: Fabri Fibra ft. Gianna Nannini, "In Italia"
3 comentarios:
Si quieres una completa radiografía del país (abrazada, eso sí, al fútbol), te recomiendo encarecidamente "Historias del calcio", de Enric González, un auténtico genio del periodismo.
Lo del Premiata lo pudimos ver hace dos décadas en Llíria, una ciudad entonces de 14.000 habitantes, que colocaba a su equipo en la ACB. Dos años duró el sueño. En Italia el sueño es más duradero.
Sí, lo hubo en Lliria, ¿pero cómo acabó? ¿Cómo está hoy en día León en LEB? ¿Cómo está Manresa a pocos días del inicio de la temporada?
No sé, será que soy un romántico, pero nunca he sido partidario del modelo ACB. El deporte, la ambición, etc. debería de estar por encima de cualquier cosa. Que un gol como el de Mario contra el Barcelona fuera posible. Pero cada vez veremos menos Numancias en la ACB. Al menos mientras esta siga aplicando esas condiciones leoninas para jugarla.
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