Si hay una figura que en la ciencia política esté mas menospreciada que la de Nicolás Maquiavelo, que venga y me lo reclame. La vida y obra de un personaje que inauguró la Filosofía Política moderna (o al menos a mi parecer: lo siento por todos los que me dejo en el tintero) se reduce a un planteamiento que otorga a quien lo ponga en práctica un calificativo bastante agresivo. El caso es que en estos días mucha gente aplica medios poco honestos para alcanzar un fin sin que nadie les llame “maquiavélicos”. Igual es que ya estamos acostumbrados.
El tema es que me enteré el otro día de que Andrés Montes decía que Aíto García Reneses era “maquiavélico”. Mi novia me dijo que igual era porque tiene “cara de malo”, aunque es un buenazo. No lo había oído hasta ahora (los partidos me pillaban fatal por horarios), pero pensando en el tema esta mañana abrí los ojos: igual Montes lo aplicaba a que, con planteamientos tácticos poco comunes, el seleccionador llegaba al fin último, la victoria. El caso es que el comentarista es un amo de la ironía: los tiros no van por ahí. Es mas, si siguen el camino que voy a marcaros, lo de Montes es de auténtico crack.
Todos conocemos la etapa más profunda de Maquiavelo: los años de exilio de “su Firenze” en los que, recluido en el hastío de la vida campestre, desarrolla sus grandes obras como “El Príncipe” o los “Discursos”. Sin embargo, la época dorada del Maquiavelo ciudadano llega antes, ejerciendo como embajador y canciller. Tomó el camino de especializar su acción en “las fortificaciones, estrategia, armamento y preparación de la milicia, y misiones diplomáticas complicadas”. Sin forzarlo mucho, podemos hablar de ese Maquiavelo como un tecnócrata al uso.
Visto así, los entrenadores no son otra cosa que tecnócratas: gente que prima la propia técnica sobre la ciencia y que opina que toda decisión tiene que pasar por esa comprobación de cálculos (la estadística) y previsiones (repeticiones) para tener sentido. Poner en marcha una determinada ofensiva o una defensa de este o aquel tipo es una aplicación de medios, pero siempre metiéndose en el terreno de fin. Como define Claudio Rinzi, “En la mentalidad tecnocrática racionalidad y "verdad" están indisolublemente unidas [...]. Es obvio que ya no habrá sitio para los juicios de valor, esto es, para los juicios que por su misma sustancia no pueden fundarse sobre elementos cuantitativos”. Esto da un fondo a eso que nos encontramos cada semana en ruedas de prensa: que una variación táctica no pueda ser criticada por un periodista que “no sabe de esto”.
Llegamos al hecho de que los tecnócratas no están ahí para apoltronarse (que se lo digan a Robert McNamara). Su verdadera aspiración no es la política: lo que existe es una tendencia a suplantar el poder, cosa que al poderoso suele molestarle. Aíto y su antecesor, Jose Vicente Hernández (lo digo por la racha de éxitos: Moncho López nunca tuvo esta bola) se convirtieron durante días en “los reyes del mambo”, algo que a muchos no les gusta. De ahí que generalmente se cargue contra ellos como incompetentes, como corruptos y que, en el caso más raro, estos decidan abandonar ante los particularismos presentes en su esfera de trabajo.
Al entrenador hay que tenerlo a gusto, igual que al tecnócrata. Puede gustarnos o no, caernos simpático o como una patada en los cojones. Ahora, dependemos en gran medida de gente como ellos. Un profesor al que no le guardo especial aprecio (es mas, tengo que matricularme con él otra vez) hablaba en una de sus clases de su época en la administración franquista. Le tocó redactar una serie de artículos y, al entregarlos a su superior, este los devolvió diciendo: “Está bien, pero vuelva a escribirlo, esta vez mas enrevesado. Nos tienen que necesitar para leerlo”.
El diablo sabe más por viejo que por diablo, tanto como un funcionario. No por nada, en el mundo anglosajón se le llama “Old Nick” en “honor” a Maquiavelo...
PD: Curioso es el hecho de que en España se asocie tecnocracia a totalitarismo. Pepeluí, ¿Caudillo del basket por la Gracia (que jachondo) de Dios?
PD2: Si Aíto es Maquiavelo, las “tertulias” que dieron forma a sus grandes obras serían el equivalente al blog del Dr. Basket, “Mis conversaciones privadas con Aíto”.
El tema es que me enteré el otro día de que Andrés Montes decía que Aíto García Reneses era “maquiavélico”. Mi novia me dijo que igual era porque tiene “cara de malo”, aunque es un buenazo. No lo había oído hasta ahora (los partidos me pillaban fatal por horarios), pero pensando en el tema esta mañana abrí los ojos: igual Montes lo aplicaba a que, con planteamientos tácticos poco comunes, el seleccionador llegaba al fin último, la victoria. El caso es que el comentarista es un amo de la ironía: los tiros no van por ahí. Es mas, si siguen el camino que voy a marcaros, lo de Montes es de auténtico crack.
Todos conocemos la etapa más profunda de Maquiavelo: los años de exilio de “su Firenze” en los que, recluido en el hastío de la vida campestre, desarrolla sus grandes obras como “El Príncipe” o los “Discursos”. Sin embargo, la época dorada del Maquiavelo ciudadano llega antes, ejerciendo como embajador y canciller. Tomó el camino de especializar su acción en “las fortificaciones, estrategia, armamento y preparación de la milicia, y misiones diplomáticas complicadas”. Sin forzarlo mucho, podemos hablar de ese Maquiavelo como un tecnócrata al uso.
Visto así, los entrenadores no son otra cosa que tecnócratas: gente que prima la propia técnica sobre la ciencia y que opina que toda decisión tiene que pasar por esa comprobación de cálculos (la estadística) y previsiones (repeticiones) para tener sentido. Poner en marcha una determinada ofensiva o una defensa de este o aquel tipo es una aplicación de medios, pero siempre metiéndose en el terreno de fin. Como define Claudio Rinzi, “En la mentalidad tecnocrática racionalidad y "verdad" están indisolublemente unidas [...]. Es obvio que ya no habrá sitio para los juicios de valor, esto es, para los juicios que por su misma sustancia no pueden fundarse sobre elementos cuantitativos”. Esto da un fondo a eso que nos encontramos cada semana en ruedas de prensa: que una variación táctica no pueda ser criticada por un periodista que “no sabe de esto”.
Llegamos al hecho de que los tecnócratas no están ahí para apoltronarse (que se lo digan a Robert McNamara). Su verdadera aspiración no es la política: lo que existe es una tendencia a suplantar el poder, cosa que al poderoso suele molestarle. Aíto y su antecesor, Jose Vicente Hernández (lo digo por la racha de éxitos: Moncho López nunca tuvo esta bola) se convirtieron durante días en “los reyes del mambo”, algo que a muchos no les gusta. De ahí que generalmente se cargue contra ellos como incompetentes, como corruptos y que, en el caso más raro, estos decidan abandonar ante los particularismos presentes en su esfera de trabajo.
Al entrenador hay que tenerlo a gusto, igual que al tecnócrata. Puede gustarnos o no, caernos simpático o como una patada en los cojones. Ahora, dependemos en gran medida de gente como ellos. Un profesor al que no le guardo especial aprecio (es mas, tengo que matricularme con él otra vez) hablaba en una de sus clases de su época en la administración franquista. Le tocó redactar una serie de artículos y, al entregarlos a su superior, este los devolvió diciendo: “Está bien, pero vuelva a escribirlo, esta vez mas enrevesado. Nos tienen que necesitar para leerlo”.
El diablo sabe más por viejo que por diablo, tanto como un funcionario. No por nada, en el mundo anglosajón se le llama “Old Nick” en “honor” a Maquiavelo...
PD: Curioso es el hecho de que en España se asocie tecnocracia a totalitarismo. Pepeluí, ¿Caudillo del basket por la Gracia (que jachondo) de Dios?
PD2: Si Aíto es Maquiavelo, las “tertulias” que dieron forma a sus grandes obras serían el equivalente al blog del Dr. Basket, “Mis conversaciones privadas con Aíto”.
2 comentarios:
Pero muchacho, ¿tú cuántos blogs tienes?
Fuera bromas, otra bitácora que va a mis pestañas de favoritos en el Mozilla. Anda que entre Alvarito y tú me tenéis contento...
Un abrazo, artista.
Mattu, leo con alegría que nos volvemos a ver las caras. Espero que ocupes mi puesto, al menos, de finalista de la edición de 2007 y te bebas unas cañitas frente al común futbolero del concurso 20minutos.
Otro blog para mi roll. La verdad es que este está mil veces mejor que esa nevera azulona coño...
SPJ
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