sábado, 12 de septiembre de 2009

Un espejo en el HoF

Me da igual que uno sea el mejor cerebro de la historia de la NBA, que otro sea uno de los mejores interiores de la última década o que el último haya cambiado la forma de ver este deporte. Es que en serio, me da absolutamente igual. Si hay una cosa que aplaudo este curso baloncestístico por encima de cualquier otra es el ingreso de Jerry Sloan en el HoF de Springfield.



La promoción mas mediática en décadas (en la que nadie nombra a Charlaine Vivian Stringer, de las pocas personas con tres F4 de la NCAA con tres equipos distintos -ahora mismo solo me viene a la mente Rick Pitino-) está coronada por quien ha dominado nuestros sueños y fantasías relacionadas con este deporte. Sin embargo, si alguien merece este galardón es el técnico de los Jazz. La clave para entender esto no es otra que lo que vemos cada día al mirarnos en un espejo y la imagen que este nos devuelve.

Cuando Jerry Sloan se levanta, no ve a un ganador frente al espejo. En ese trozo de cristal no le devuelve la imagen de un hombre adorado por millones de personas. No se encuentra con el hombre que cambió el baloncesto para siempre y que ha escrito con letras doradas algunas de las mejores páginas de este deporte. Tampoco ve a un cerebro privilegiado, un físico limitado y una visibilidad del juego de uno de los grandes. No encuentra, ni mucho menos, a un interior que marcó época en una etapa en la que el pívot puro empezó a extinguirse. Lo que hay en el espejo de Jerry Sloan cada mañana es mucho mejor. Lo es porque no es único, lo es porque es lo mas común que existe...

Es una escena que cada mañana se repite: hombre entrado en edad, afrontando los últimos días de su vida laboral. Toda una trayectoria impecable en la misma empresa: décadas aguantando estoicamente, haciendo su trabajo e imponiendo su estilo. Ha visto pasar a los típicos yuppies que tiraban de tecnicismos pero no sabían de que iba el negocio; a los chavales que entran fuerte y se desvanecen poco a poco porque esto no es como la universidad o los masters; a los jefes de antes, los de "quiero esto para mañana que para eso te pago", duros pero fieles. Ha vivido despidos, readmisiones, éxitos y fracasos. Ha sido parte activa de la historia de una empresa grande, pero pasando completamente desapercibido.

Cuando veo a Jerry Sloan en la banda pienso en mi padre: un currante puro y duro, al que nadie le ha regalado nada y que todo lo ha conseguido a base de esfuerzo y experiencia. Como todos vemos en algún momento a nuestros padres. Tipos que arrancaron desde abajo, que a nuestra edad ya tenían formada una familia y la sacaban adelante (cuando algunos no podemos con nuestra existencia) para nuestra sorpresa. Algunos dirán "no son tiempos para que hagamos lo mismo que ellos". No, no es que no sean tiempos: es que no somos personas para ponernos a su nivel. Somos la "Generación Y" (o aplicado al baloncesto, la "Generación Yo" -para muestra, algún que otro técnico que vaya de divo-) y algún día nos daremos cuenta de nuestros errores. Pero mas rápido lo haremos si les miramos a los ojos y vemos lo que ellos ven.

Mi mas sincera enhorabuena a todos los premiados.

PD: Como nota de color, Charley Rosen se quita todos los prejuicios de encima y dice quien debería estar y quien no en el Hall of Fame. Hay para todos los gustos, aunque coincido en la gran mayoría de los que faltan...

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