lunes, 30 de marzo de 2009

Tour Anti-Crisis

Según Homer Simpson, aquí pone "crisistunidad"...

Ayer recibí las dos cosas que mas me gustan de Italia: regalices de un metro de largo y la SuperBasket. Mi hermana, sin saberlo, ha traído la solución a nuestros problemas. Primero al mío (tenía un mono de azucar acojonante) y en segunda instancia, al de todos los clubes ACB. Todavía me queda regaliz y, aunque no vaya a durar mucho mas, estará ahí. Lo otro, mucho mas profundo, paso a detallarlo.

Resulta que la edición de esta semana (muy completa, con un reportaje en profundidad a Carlton Myers -ya 38 tacos-, un analisis del Basket Taranto y su gran nivel europeo y un reportaje cojonudo sobre la Fossa dei Leoni boloñesa) toca en profundidad el tema de la crisis. Luca Corsolini, reconocido columnista de la revista transalpina, se vuelca con el asunto pero no sacándole punta al tema, sino buscándole soluciones. Arranca contándonos la verdad: si bien ahora los clubes italianos están sufriendo (con el caso del Rieti, que ya avisó que en esta dinámica no podrá salir en la Lega la próxima campaña), el golpe de verdad llegará en el verano. Los precios de los abonos tendrán que bajar, los patrocinadores no podrán poner tanto dinero y muchos contratos de larga duración valdrán de poco al no poder cubrirlos.

Como veis, el panorama estival no se presenta como un frenazo, sino como un golpe contra un muro de cemento. No se mucho de coches, pero se que si uno va hacia un muro solamente puede hacer dos cosas: frenar de la manera que sea o pegar el volantazo y cambiar radicalmente de rumbo. Como pisar el freno es algo difícil (porque muchas veces la velocidad con la que se viene después de varias temporadas viviendo por encima de sus posibilidades es altísima), toca enderezar el rumbo con iniciativas sorprendentes. El plan que sostiene Corsolini nace por las propias carencias del “pallacanestro”, pero es tan válido para el caso español que merece la pena analizarlo.


¿Llenaremos el 02 Arena, señor Stern? Elemental, mi querido Watson...

Pensemos en lo que ocurre desde hace un par de veranos: Londres se consolida como fecha fija en la pretemporada de la NBA. En un país con una tradición baloncestística nula, los norteamericanos llenan un pabellón habilitado para 15000 espectadores. Existe una demanda de baloncesto en un país con una Liga que apenas tiene repercusión: el basket NBA mola tanto a quienes disfrutan de nuestro deporte como a aquellos que solamente siguen el baloncesto norteamericano por su espectacularidad. La ACB, igual que la Lega, vive y muere de sus localismos: los campos se llenan cada fin de semana, pero poca trascendencia hay mas allá de su espacio de influencia.

¿Como hacer que la gente de pequeñas localidades o de zonas en las que el baloncesto no tiene representantes se interesen por este deporte? Corsolini lo tiene claro: llevándole la montaña a Mahoma. Pone un ejemplo que valdría la pena aplicar, utilizando a la Virtus de Bolonia como referente. Un equipo de los grandes, que llena su campo cada semana y lucha en la zona alta, puede reducir el precio de sus abonos, aumentar sus beneficios y ampliar su masa de aficionados al llevarse algunos de sus partidos a zonas cercanas. Un “DerBo” contra la Fortitudo o un duelo por todo lo alto ante el Montepaschi siempre se jugarán en casa, pero no hay nada que impida llevarse un duelo contra el Cantú o el Rieti a localidades no muy alejadas de Bolonia, donde el basket no llega.

¿Por que el Madrid no puede jugar un partido contra Cajasol o Murcia en Ciudad Real?, ¿Le vendría bien al Unicaja jugar un partido contra Estudiantes en Almería?, ¿os imagináis una maratón en Burgos con un duelo de LEB y un partido del Baskonia? Se llevarían ingresos por entradas, por acuerdos con el Ayuntamiento que les recibe, venta de merchandising y demás. Igual tienen desplazamientos de abonados de casa que irían fuera a seguir a su equipo y pagarían su entrada, del mismo modo que esos aficionados que viven el basket por un día viajarán otra vez a donde juegue su “nuevo equipo”.

A mi la idea me parece muy grande: si se plantea bien no supone gasto alguno, favorece al desarrollo de la competición y le viene genial a los amantes del deporte, que han de ser el objetivo de cualquier iniciativa que tenga como finalidad darle mayor repercusión al basket Habría que darle muchas vueltas (no existen tantos campos que puedan acoger un partido ACB: esa es la única pega que se me ocurre), pero es un buen plan. Eso si, los créditos a Corsolini, el padre de la idea. Yo me limito a traérosla fresquita.

1 comentario:

Jacobo Rivero dijo...

Cierto, una idea brillante, pero cuidado, ¿tú irias a un partido Estu-Murcia en Talavera (que tiene un estado monumental)? ¿O es una formula sólo para los grandes equipos?